Treviana celebra San Marcos entre campanas, romería y bocadillos de tortilla

Treviana volvió a celebrar San Marcos este 25 de abril en la ermita de Junquera, preciosa en plena primavera con el césped verde, árboles brotando por la primavera y un sol que no quiso perderse la cita. Este año, más de sesenta personas se reunieron para celebrar una de las tradiciones más queridas por los trevianeses, una jornada que combinó fe, costumbres, naturaleza y sobre todo, comunidad.

El día comenzó con el repique de campanas, señal de que tocaba ponerse en camino. Los más andarines emprendieron la romería a pie por la carretera, mientras las personas mayores bajaron directamente en coche. Durante el trayecto se bendijeron los campos, gesto ancestral que recuerda la importancia de la conexión del pueblo con la agricultura, la tierra y el trabajo.

La misa volvió a reunir a todos en torno a lo esencial. Carlos, el párroco, regaló a los presentes una hermosa fábula sobre una carpintería en la que las herramientas, a pesar de sus diferencias y sus defectos, descubrían que trabajando juntas y valorando sus fortalezas eran capaces de crear algo hermoso. Un mensaje claro: en la diversidad está la fuerza, y la comunidad se construye sumando lo que cada uno puede aportar.

La celebración religiosa también incluyó la bendición de los campos desde la propia ermita y un par de jotas riojanas que pusieron el alma y la raíz en el ambiente. Y, como manda la tradición, después vino el almuerzo: bocadillo de tortilla con chorizo, vinos locales, mesas llenas de risas, reencuentros y tertulias entre grupos de familias y amigos que compartieron sombra, sol, comida… y vida.

La jornada fue un reflejo de lo que decía la homilía: no importa si uno es martillo, lija, tornillo o metro; lo importante es que, al igual que el carpintero, Treviana sabe hacer equipo y construir algo hermoso cuando cada uno pone lo mejor de sí.

Carlos, puedes estar tranquilo: este año también se cumplió la homilía.